En una pareja de recién casados, la mujer estaba triste y melancólica porque no habían tenido relaciones sexuales, ya que él no sabía como hacerlo. Por lo que deciden consultar a un sexólogo para comentarle su caso.
El médico, muy amable y con deseos de solucionar el caso, le hace el amor a la muchacha, que por cierto estaba muy buena, de una manera formidable. La muchacha se puso irreconocible: silbe y silbe, cante y cante.
El galeno, acomodándose la ropa, se vuelve hacia el muchacho, quien estaba mirando todo el espectácu**, y le explica:
"Esto es lo que su mujer necesita, cuando menos, tres veces a la semana.
"Bueno, doctor, ¿y se la traigo lunes, miércoles y viernes, o martes, jueves y sábado?"